Obàtálá, Òrìsà Nlá, Bàbá…
Obàtálá quien está popularmente descrito como “el gran dios”. Él pertenece al sistema anímico, y merece la adoración y el respeto de un gran número de Yorùbás. Él fácilmente evoca sus sentimientos religiosos. La descripción antropomórfica de su carácter le conduce muy cerca de la imaginación del simple campesino, que nunca se emociona por abstracciones. Cuanto más alta y nebulosa se hace la concepción de Olorun, más popular se hace la adoración a Obàtálá. La tradición dice que Obàtálá es realmente el representante de Olorun, y como tal, él debe tener prioridad sobre todas las otras deidades. En la práctica actual, sin embargo, la importancia de Obàtálá no eclipsa la de cualquiera de los dioses animistas descritos en los capítulos precedentes.
Obàtálá, también conocido como Òrìsà Nlá, Orisaala y Oguiyan se considera la archidivinidad de la nación yorùbá. Obàtálá representa la idea de la pureza ritual y de la pureza ética, simbolizada por la blancura inmaculada asociada con él: el interior de las paredes de los templos se pinta de blanco, los emblemas se guardan en recipientes blancos, y las túnicas, ornamentos y collares blancos son para su sacerdote y sacerdotisas”.
Obàtálá se considera el más inteligente y estable de carácter de los Òrìsà. No sólo es el “padre de los Òrìsà” sino, además, el que moldea la forma humana sobre la Tierra. Él es el escultor creativo que forma el cuerpo embrionario de los bebes en el útero materno.
Fue Obàtálá quien primero creo a la humanidad de arcilla, que este fue el principal emisario de Olódùmaré en la Tierra. Los adeptos de Obàtálá y otros le suplican por sus hijos, le piden prosperidad, el castigo de las malas acciones y la curación de enfermedades y deformidades. Llevan bendiciones y ofrendas al sacerdote y sacerdotisas, quienes las ofrecen en los altares o santuarios en nombre de los adeptos.
Para algunos es considerada la divinidad suprema, el más grande de los Òrìsà, aunque en general para los yorùbá, casi siempre es el Òrìsà más grande y más importante de todos es el suyo propio.
En el libro Olódùmaré, el nombre de Obàtálá aparece interpretado de varias formas:
OBA-TI-O-NLA Haciendo referencia a el rey es grande, o el más grande.
OBA-TI-ÁLÁ Que nos indica o define como el Rey vestido de blanco.
A-TÉ-RERE-K-AIYE Que nos habla de uno de sus atributos o grandeza, indicando que es el, quien se disemina sobre toda la extensión de la Tierra.
ALÁMÓ RERE Haciéndonos referencia a su trabajo en la creación de los seres humanos, definiéndolo como el que trata con la arcilla escogida, la arcilla con la cual moldea al hombre.
Para algunos ancianos es la imagen o símbolo de Olódùmaré en la tierra. La teología también lo califica como hijo de este. Es llamado también Elédàá (creador). Es el escultor divino al que le ha sido otorgada la prerrogativa de crear al ser humano como él quiera.
Cuando a una mujer está embarazada es frecuente escuchar la siguiente oración: Ki Orisa Ya Ná Re Konio (permite que el estilo Òrìsà sea una obra de arte para esta persona).
Acerca de esta deidad existe un canto que dice:
Eni s’ojú se mu Orisa ni ma sin A-da-ni b’O ti ri Orisa ni ma sin Eni Ran mi wá Orisa ni ma sin
El crea los ojos crea la nariz
Ese, el Orisa que yo serviré
El que nos crea como desea
Ese, el Dios que yo serviré
El que me envió aquí
Ese, el Òrìsà que yo serviré
A Obàtálá también se le llama Alá bá lá se (el proponente que empuña el cetro) que se refiere al atributo que le entregó Olódùmaré para su trabajo de creación aquí en la tierra. Es frecuentemente presentado como un anciano vestido de blanco y engalanado con ornamentos blancos, se le asocia con la pureza, el interior de su templo es pintado de blanco, sus emblemas o atributos son guardados en envases del color preferido.
Sus sacerdotes y sacerdotisas se visten completamente de blanco. En sus santuarios siempre debe haber agua, a poder ser en recipientes o vasijas con fondos blancos, el agua de su santuario debe ser cambiada todos los días, temprano en la mañana, por otra limpia y clara. En la antigüedad el encargado de cambiar el agua debía ser una mujer virgen, de impecable virtud que hubiera pasado la edad de tener hijos y tener relaciones sexuales. Los devotos deben ser sinceros y claros como el agua.
Aiyé won a tóro bi omi a-f-oro-pon (sus vidas serán claras y puras como el agua vertida temprano en la mañana).
La tradición sitúa la casa original de Òrìsà Nlá en Igbo. Se le describe como Enitu nwon bil ode igbo ti o re g Oba l´onde Irange (el que nació en Igbo y fue a ser rey en Irange). Según se puede ver en los registros históricos, hubo un Rey de Ile Ife, llamado Obàtálá, por lo que se dice que también fue Rey de Ile Ife, lugar donde se le venera, cultua y adora con mucha devoción y por muchos creyentes. Dicen que su madre nació en Ifon, donde es conocida como Olofun y que fue el marido de Yemowo. Los yorùbás piensan en él como una persona anciana de aspecto muy venerable, en quien la grandeza se combina con esplendor, generoso, pero sagrado y autoritario.
Orisa Eti Oné Ola
A-fi-Ojo Gbo Gbo Tobi A Tobi Ko Se Igbe Banta banta N’Nu Ala Oti N’Nu Ala Dide Banó Nla Oko Yemowo Orisa Wu Mi Budo Ibi Re
L’ Òrìsà Kale
Òrìsà, el inmovible, el noble, el que vive diariamente en fortuna, grandeza.
Es tan poderoso que no se le puede alzar Inmenso con trajes blancos Duerme con trajes blancos Despierta con trajes blancos
Venerable padre consorte de Yemowo
Òrìsà me fascina en su estado
En un lugar deleitoso donde está el trono de Òrìsà.
Pero la presencia e importancia de Obàtálá en nuestras vidas, va mucho mas allá de las mostradas hasta ahora, o de las que indicaremos en los siguientes espacios de tiempo, el gran problema es que nosotros en nuestro afán de concretar las cosas para poder aprenderlas nos perdemos en conceptos tan grandes y generales, con tanto poder y campo de abarcamiento, como es la figura de los Òrìsàs, y en particular aun mas de este Òrìsà.
Si nos movemos en conceptos y teorías científicas, todo partió de una gran desorden, caos, de una gran nube. Ahora bien si analizamos y buscamos que fue lo primero que Olódùmaré creo, esto fue la luz, pero no solo la luz en la forma en la que nosotros nos la imaginamos, o conocemos, sino la luz en todo su amplio espectro y concepto.
Fue a través de este movimiento de fotones, o interacciones electromagnéticas, que Olódùmaré definió y creo el elemento que se convertiría a la postre en el dador y creador de todo lo existente.
Obàtálá es presentado ante nosotros como el Òrìsà Blanco, el Òrìsà de la luz, precisamente esa luz de la que hablo en la creación de Olódùmaré. Mas debemos entender que la luz se compone en partes visibles o rangos visibles, y en rangos invisibles, teniendo que estos rangos visibles son los que dan lugar a lo que vemos, así como a los colores cuando esta se descomponen por la acción de un prisma.
Esa capacidad de descomposición de la luz y generación del arco cromático, es precisamente un paralelismo de la capacidad de Obàtálá y su nombre de padre de los Òrìsàs, pues es realmente y en una forma general y abstracta el padre de los Òrìsàs.
Pero esa parte no visible de la luz, que representan las microondas, los rayos X, los rayos gamma, ondas electromagnéticas, etc, son también el propio Obàtálá, son rayos capaces de atravesar la materia, para mostrar lo no visto, y si especulamos un poco, solo aquel que formo esa materia, es capaz de moverse a través de esa materia, así el concepto de luz que queremos mostrar en este escrito acompañando a la imagen de Obàtálá, nos habla de la grandeza, de la primera creación a partir de la cual se puedo establecer el equilibro y las condiciones para formación del átomo, o lo que es lo mismo la concreción de la materia, o lo que es igual la formación del cuerpo humano, de todo lo que hay en él y de todo lo que le rodea, y como es que llaman a Obàtálá?, no es al que dicen moldeador de la arcilla para formar los cuerpos.
Obàtálá es el verdadero centro de la creación, a partir del cual y con la ayuda y acción de otros implicados, Òrìsàs, otras según historias esclavos, Irúnmolès y demás actores en esa gran obra, que fue la creación, desarrollo los designios de Olódùmaré en la formación del Universo, de los planetas y de todo lo que en ellos están contenidos.
Para finalizar esta parte, que comprende a esta visión del Òrìsà, podría indicar, haciendo un ejercicio de análisis personal, que todos aquellos que me han oído hablar de la forma de trabajar con el Òrìsà, los que han recibido al mismo y los que han participado en ellas, saben que siempre he indicado que aun llamándose el Òrìsà de la luz, a este debe colocársele a oscuras, por ello las igbas que les entrego intento sellarlas con el propio Orí por sus bordes y les digo que no las abran cuando lo atiendan o le pidan. Por eso su verdadero fundamento o representación va cubierto por muchas capas de algodón y gasa, pues su verdadera esencia esta en esa franja de luz no visible, pues por la visible es por donde los demás Òrìsàs se mueven, mientras él lo hace en la invisible con mayor soltura.
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